Si bien es cierto que quien es maestro, vive y disfruta su
profesión, pero quien no lo es sufre y destruye los ideales del hombre.
La profesión docente es todo un mundo de exploración en el
que cotidianamente al interactuar y socializar con los alumnos, descubro la
forma en cómo ellos perciben las cosas de la vida.
Si bien como lo menciona el pedagogo José Manuel Esteve “Los
maestros aprendemos por ensayo y error” donde lo primero aporta los conocimientos
y el segundo es el resultado (experiencia) de la acción del primero.
La mayor parte de las veces aprendemos de esta manera por
carecer del conocimiento de las cosas, es esto a lo que denominó “Escuela de la vida” en la que
aprendes de los fracasos y éxitos de otros para ser mejor.
Tal vez no sea el maestro ideal pero trato de ser responsable
y profesional con la función que desempeño, fomentando con ello, valores en los
alumnos que han de favorecer su identidad personal como individuos capaces de
transformar su realidad por medio de la educación.
Si bien como humano asumo y reconozco mis deficiencias, por
las que siempre estoy dispuesto a cambiar para beneficio de los educandos. Por
lo que menciono algunas a continuación:
Uno de los principales retos en mi labor es la falta de
disciplina y orden escolar, ya que a veces se da la libertad en las actividades
al alumno y este se desfasa del tiempo y propósitos a los que se quieren
llegar. Por lo que he determinado, las reglas y normas de la dinámica educativa
para que los alumnos conozcan sus alcances y limitaciones, y no ocasionen
problemas que fracturen el proceso educativo de sus compañeros o bien, si el
alumno(a) incurre en la misma situación, citar al padre para integrarlo al
trabajo junto con su hijo en la sesión de clase.
Otra de mis debilidades que he tenido es la de comunicar
indicaciones de manera general a los
alumnos para que estos las comprendan y realicen, ya que a veces se debe al
lenguaje que utilizo o bien a la falta de atención de cada uno de ellos, por lo
que he ido progresivamente empleando su lenguaje para comunicarles lo que se
quiere hacer, así como irme adaptando a las características de cada uno y bien
de manera personalizada en la atención a niños con NEE.
Es importante que entre alumnos y maestro, establezcamos una
relación mutua donde se promuevan valores para que exista comunicación, generando
en el aula, un ambiente de aprendizaje y vínculo de armonía en el trabajo
diario.
Como docente me considero formador de pensamientos a través
de la filosofía propia, impulsando e incentivando, el desarrollo de capacidades
físicas e intelectuales de los estudiantes para el perfeccionamiento de sus
potencialidades y facultades humanas.
Además de ser líder y gestor de un trabajo eficiente y
verdadero, integrando y comprometiendo a alumnos y padres de familia
diariamente en el desarrollo de las actividades programadas en la planeación
didáctica para el cumplimiento de los propósitos educativos.
Por eso es importante que cada uno tenga la empatía de
querer hacer las cosas, nadie puede hacer las cosas obligadamente, cuando no lo
siente, por eso hay que sentir y vivir, la sensación de ansiedad por querer
hacer y dar lo mejor.
Ahora, tiene razón en decir que según como dice Steves, ensayo y error, viene siendo la escuela de la vida en la que no solo por propia experiencia aprendemos sino por medio de la experiencia de los otros también crecemos. No existe persona ideal, pero sí es bueno esforzarse por ser cada día mejor, sobre todo porque la mirada de nuestros pequeños están fijas en cada uno de nosotros maestros. Si somos coherentes, desde luego que estamos fomentando valores en los alumnos y es por eso que no debemos bajar la guardia y estoy de acuerdo con usted: cada día iniciemos construyendo una nueva esperanza de la vida con nuestro trabajo.
ResponderEliminarMiguel Angel.
ResponderEliminarLas aportaciones que realiza son interesantes porque nos dan a conocer su experiencia docente, al mismo tiempo como comenta el autor Steves el ensayo y error forman parte de la vida y el proceso de aprendizaje.